DÍA 2
Juicio por Amancay: la contradicción de un testigo, el aporte de las cámaras y una velocidad de 107 kilómetros por hora
Otras 11 personas declararon en el marco de la causa por la muerte de la joven de 20 años. Entre ellos, personal del barrio privado, policías, peritos y una bioquímica.
Este martes se realizó la segunda audiencia del debate oral por la muerte de Rocío Amancay Pedernera. Jonathan Sandoval enfrenta el proceso acusado de homicidio simple con dolo eventual por atropellar y abandonar a la joven de 20 años el 29 de julio del año pasado en la Avenida Santos Ortiz.
En la jornada, otros 11 testigos declararon ante el Tribunal integrado por Fernando De Viana, Adriana Lucero Alfonso y Hugo Saá Petrino.
Las testimoniales giraron en torno a los allanamientos que hubo en la casa del imputado, en el barrio privado La Pancha II, donde se secuestraron elementos que hacían a la causa. Asimismo, se buscó dar claridad a cómo llegó a la propiedad Sandoval esa madrugada.
Por otro lado, especialistas hicieron una reconstrucción del hecho a partir de captaciones fílmicas del imputado y dieron detalles sobre la mecánica del accidente a partir de las pericias realizadas posteriormente.
Desde la Fiscalía, a cargo de Virginia Palacios, se pretendió corroborar la imprudencia de Sandoval al volante y que hubo abandono de persona. La defensa, en manos de Marcos Juárez y Ramiro Rubio, intentaron acreditar que sucedió lo opuesto, la peligrosidad en la zona donde sucedió el impacto y el mal estado de la carpeta asfáltica.
Los padres de Amancay, estuvieron representados por Augusto Aguilera Marturano y Guillermo Sánchez Pagano.
Un accidente fatal en menos de un minuto
La integrante de la Policía, Johana Quiroga, llevó adelante el análisis fílmico de cámaras de seguridad privadas, de domos públicos, de pórticos lectores de patentes y de videos de Comuna.
A partir de ese material pudo hacer una reconstrucción de los momentos previos y posteriores al choque que se cobró la vida de la joven de 20 años.
En su informe, que expuso ante el Tribunal, detalló los movimientos que tuvo Sandoval esta madrugada desde que llegó a Comuna, hasta que regresó a su casa en la ciudad de Juana Koslay.
De acuerdo al aporte, el ingeniero agrónomo ingresó al boliche a las 2:51 y salió a las 4:14. Un domo ubicado en la intersección de las rutas 19 y 3 lo registró cruzando el semáforo en rojo a las 4:18. Desde allí subió a la Avenida Santos Ortiz.
La última captación antes del siniestro fue a las 4:20:24 a la altura de avenida Riobamba. A las 4:21:24 pasó por la concesionaria Autos Mediterráneos, a la altura de la estación de servicio Bella Vista. En medio de eso, en sólo un minuto, embistió a la víctima.
Además, se pudo dar cuenta de que a las 4:23 pasó por la rotonda de la Avenida Santos Ortiz y Ruta 9. Y dos minutos después en el cruce de esta última con el Alto de Los Puquios.
En el seguimiento que hizo Quiroga sobre el trayecto de Sandoval determinó un punto ciego antes de llegar al barrio privado. En ese sector, habría frenado la marcha y desprendido el sector del paragolpe que estaba colgando. Esto surge porque cuando llegó a su vivienda, ya no lo tenía.
La Policía determinó en el análisis que no hubo imprudencia en el recorrido que hizo Pedernera, y que también quedó plasmado.
Claudio Navarro, de la División Informática, realizó el levantamiento de las cámaras en esos sectores y ratificó su actuación en el juicio oral.
La pericia accidentológica y una velocidad de 107 kilómetros
Valentín Iglesias integra el departamento de Delitos Complejos e intervino en la causa en la elaboración de la pericia accidentológica a partir del estudio de 47 puntos.
En su análisis, trabajó en la dinámica del siniestro, la velocidad, los kilómetros recorridos, los metros de arrastre, el sentido de circulación, las condiciones ambientales, posibles manipulaciones y la visibilidad.
Entre las conclusiones, expuso que ambos rodados circulaban de oeste a este por el carril lento, y que debido a las marcas de abrasión la motocicleta iba por la zona media de ese sector.
Precisó que “no hubo maniobras evasivas” y que “la camioneta desplazó a la moto y generó abrasión” sobre la carpeta asfáltica. Agregó que el cuerpo de Amancay impactó con el capot.
El licenciado explicó que no lograron establecer el punto de impacto y tampoco la velocidad a la que circulaban ambos rodados. Sin embargo, sobre lo último pudieron definir una aproximación a partir de los registros fílmicos, los kilómetros recorridos y el tiempo que pasó en ese trayecto.
Sandoval fue registrado por un domo a la altura de Riobamba y luego en Autos Mediterráneos. A partir de eso, se pudo estimar que iba a unos 107 kilómetros por hora. En el tramo anterior a ese, los cálculos arrojaron 94 kilómetros, y en el siguiente (entre la concesionaria y un carrito aledaño) a 209 kilómetros.
Iglesias también mencionó que en ese carril no había señalización, pero si del otro lado, donde se estipula una velocidad máxima de 80 kilómetros.
Uno de los puntos del debate es si Sandoval superó la velocidad permitida para circular. Desde la Fiscalía y la querella sostienen que el límite era 80 kilómetros debido a que se trata de una avenida ubicada en zona urbana, mientras que la defensa sostiene que en Vialidad Nacional está registrada como ruta, lo que amplía ese margen a 120.
Un falso testimonio y los plásticos de una moto en la basura
En la segunda jornada también fueron citados cuatro trabajadores del barrio donde reside el ingeniero. Uno de ellos fue Miguel Serrano, quien fue convocado como testigo de uno de los allanamientos en la vivienda de Sandoval.
Recordó que ese lunes siguiente al accidente estaba arreglando una luminaria cuando lo llamaron para estar presente en el accionar que tenía como fin la detención del acusado. Sin embargo, no lo encontraron en el lugar.
Serrano comentó que los efectivos se llevaron partes de la camioneta que encontraron sobre una heladera y plásticos que estaban en un tacho de basura. Un compañero hacía la recolección de los residuos del ingreso a la casa, cuando se rompió la bolsa y cayeron los elementos. Él los vio y consideró que eran similares a los de una moto.
Augusto Ricartez fue quien se topó con esas partes. Relató ante el Tribunal que estaba sacando dos bolsas con un gancho y “cayeron algunas cosas”. “Eran un plástico azul y uno naranja de una moto”, puntualizó.
Luego de ellos, declaró Iván Gatica, quien ese día estaba en la garita de ingreso al barrio. Transmitió que Sandoval salió solo a las 21 aproximadamente y retornó entre las 4:20 y 4:30. Le llamó la atención que el vehículo estaba chocado y le salía humo.
Hasta ese momento, la testimonial era clara, pero luego surgieron las contradicciones. Concretamente sobre cómo regresó el acusado a su propiedad.
En la etapa de instrucción había manifestado que lo hizo a alta velocidad y que incluso debió levantar la barrera porque de lo contrario “se la llevaba puesta”. Además, que el imputado tenía advertencias por circular en el predio por encima de lo permitido.
Sin embargo, hoy dijo lo opuesto. No pudo dar certeza sobre esas notificaciones por la manera de manejar y aseguró que ingresó despacio e incluso saludó antes de que le habilitara la entrada. Esto último quedó reflejado en las cámaras del lugar.
La declaración tuvo que ser interrumpida en dos oportunidades porque entró en una crisis de nervios. Luego, las partes desistieron de continuar con el interrogatorio. Pese a eso, Palacios ordenó que se creara un expediente por falso testimonio. La causa recayó sobre la fiscalía N°2, de Ricardo Barbeito.
Rodolfo Pérez estaba a cargo de la seguridad del barrio. Fue citado por el secuestro de cámaras de seguridad que hubo en ese momento.
Otros testigos
Este martes también compareció una policía de Accidentología Vial, Daniela Lucero, que llevó adelante el relevamiento fotográfico. A partir de un llamado, acudió al lugar del siniestro, que ya estaba perimetrado y resguardado.
Detalló que había civiles, estaba la moto y el cuerpo. A su vez “había partes distribuidas” por la avenida, que pertenecían al rodado y también a otro vehículo blanco.
Mencionó que la calzada era irregular debido a que en algunos puntos estaba bien, mientras que en otros “con grietas y parches”. Sin embargo, aclaró que estos no podían incidir en el accidente puesto que “se podía circular”.
Expuso que “no había frenadas de ningún tipo” y que más de 80 metros separaban el primer vestigio (abrasión metálica) hasta el último (la motocicleta)
Transmitió la primera impresión de que “la chica venía circulando y la impactaron de atrás” y que “por las abrasiones y arrastre se presume que la impactó fuerte y la despidió”.
“No hay forma de que no se vea el rodado menor adelante”, afirmó.
Por otro lado, se refirió al barrio Tibiletti y lo calificó como “una zona complicada” donde ha escuchado que suelen arrojar piedras. Y sumó a eso que las cubiertas de la moto estaban desgastadas y “no se debería circular” en ese estado.
La bioquímica Marianela Miranda, hizo un análisis toxicológico de Amancay, que dio resultado negativo para drogas y alcohol.
También fue la encargada de una pericia de luminol en la jefatura de Policía, que a través de un reactivo buscaba detectar manchas de sangre mínimas o lavadas en la camioneta. Si bien arrojó positivo, pertenecía a animales.
Jorge Espinosa era el jefe de Servicio de la Policía Científica. Supervisó tareas vinculadas al secuestro de materiales de plástico.
Finalmente, José Ochoa, fue otro testigo que ese día pasaba por avenida Riobamba y fue convocado para ser testigo sobre el encendido de la moto de la víctima. Corroboró que las luces prendían.
La audiencia se reanudará este miércoles. Se prevén las declaraciones de familiares de Pedernera y Sandoval, al igual que parte del grupo que compartió la noche anterior al hecho con el acusado.
Fotos Aldo Marchiaro